jueves, mayo 13, 2010

cabeza de navegante

Yo siempre había sido una persona solitaria. Decían que yo era raro, huidizo, siniestro. No sentía realmente interés por nada, ninguna razón para hacer algo, no encontraba un refugio fuera de mí mismo. Nunca me relacionaba con la gente, no me había comunicado profundamente con nadie, nunca había dado salida a mis sentimientos y no creí que fuese a poder experimentarlo jamás.

Hasta que apareció ella.

Y de repente noté esa sensación de cuando alguien empieza a quererte. Todo mi ser oculto hasta entonces parecía no tener defectos a sus ojos, poco a poco ella fue abriéndose mas a mí y yo con ella. Me descubrió todo un mundo de sensaciones, de sentimientos; me hizo sentir que había algo en mí que yo podía comunicarlo a los demás. Me abrió un gran círculo de relaciones humanas en las que comencé a sentirme aceptado, escuchado, y hasta apreciado.


Pero ahora, la gente no me mira igual que antes. Es como si después de tanto tiempo esperasen de mí algo más de lo que ya conocen. Me miran altivos y casi desafiantes, me desprecian, creen que no me la merezco realmente y que ellos podrían amarla mucho mejor que yo. Ya no puedo dedicarle tanto tiempo como me gustaría, y aunque ella me sigue queriendo, siento que no estoy a la altura. Cuanto más la conozco, más me doy cuenta lo que me falta por saber de ella. Y lo lejos que estoy de merecérmela. Me ha hecho ver que soy una persona horrible.
Y por eso, la voy a destruir.



marz