martes, septiembre 22, 2009

homeostasia, ortostatismo, equilibrio

Habiendo tratado de escapar marta arias de su propio ser, y al no poder hacerlo, escapando por paralelismo de lo más parecido a su ser que es su casa, se sentó a la vega del río mientras contemplaba un atardecer de esos de septiembre, tan iguales todos entre sí.

Tras una serie de acontecimientos inusuales a la vez que carentes de toda cohesión, abandonó a ese niño que abandonado por sus hermanos en la barca a pedales pescaba casi en tierra (con obviamente vano resultado); abandonó a sus viejos amigos los gemelos y a la perrita americana que paseaban, abandonó también a marta arias en la orilla, y lo que quedaba de ella volvió a casa.

Se calzó unas zapatillas, blancas aún por el no-uso, y echó a correr hacia la calle, escapando de nuevo, con la única diferencia de que ahora la gente lo notaba.

Casi había anochecido y como bien es sabido que en las proximidades a las márgenes siempre hay criaturas como lobos, osos, mosquitos, yonkis y enamorados, encontró oportuno no acercarse nuevamente allí y seguir un itinerario diferente. La vaguada, y otros sitios que produjesen náuseas (pero por motivos diferentes al, por ejemplo, olor a caca, como sea el de nuestro querido tormes), construían la ruta perfecta para esa noche.

Aunque llevaba puestos los cascos, durante un buen tiempo ignoró la música que entraba por sus oídos, y casi abstrayéndose en sus pensamientos, llegó sin querer a uno enterradísimo.
Esa canción!

Tardó un minuto entero en hacerla nacer de nuevo.


Quien te cantará con esa guitarra,
quién la hará sonar cuando no esté yo.




Y puesto que ya había cogido pico y pala, continuó desenterrando cosas de su preconsciente freudiano, más asustada ya que intrigada por lo que se podía llegar a encontrar por ahí dentro.

miércoles, septiembre 02, 2009

Autobombo gratuito y rastrero

No me odieis demasiado, la calidad de audio no es la mejor, e incluso la camara chilla en algun ligero momento, pero creo que es audible.


¿Lo veis? No ha sido tan duro.

¡Incluso admito peticiones!



Mik