miércoles, julio 15, 2009

el piano

Si en algún momento de mi vida me habría gustado tener una cámara, o una grabadora, o una memoria prodigiosa, yo creo que fue esa noche.

La luz se colaba por la ventana y por encima de la puerta, y descansaba sobre un colchón en el suelo (la luz, o él, o los dos).
Hablaba (no puedo recordarlo todo!) con palabras que no fluían, ni salpicaban, sino que aparecían. Es cierto, su mente trabaja más rápido de lo normal, y a tiempo real con su voz. Nunca le queda nada por decir excepto lo que nunca quiere decir, aunque eso ya lo sabemos.


Pasó toda la noche con los ojos cerrados y aun así ni por un momento se durmió.


Yo sólo le escuchaba. En un momento se calló. "Habla" dije. Contestó sin mirar:

"No... hablar es falso.. como tocar un instrumento".
Nos callamos.


Entonces, como si fuese una película, empezó a entrar por la ventana la música del piano, procedente del gimnasio. Creo que yo estaba triste. Sin abrir los ojos, lo adivinó.

"Por qué estas triste?"

"No sé... yo, la música"

Entonces los abrió. "La música? Bueno.. a ti nadie te va a recordar por dar cuatro notas"





Ahora parece frustrante? En ese momento me sonó como de las cosas más bonitas que me habían dicho jamás.



Marz

1 comentario:

Trini dijo...

Estoy sin palabras, algo mariposea en mis planes de futuro a corto plazo.
Viva bécares y su poesía como lengua materna.

I love.