martes, noviembre 17, 2009

november's foggy freeze

El día ya te había prometido ser irritante desde por la mañana, pero... a qué llamar irritante, cómo llamar a esto.
Te acuestas pensando que has perdido el paraguas. Dónde has metido el paraguas? qué dia fue el último que llovió? dónde puedo habermelo olvidado?
Pero, jugarretas de la cabeza, sueñas que has perdido algo mucho mas importante. Mil veces mas importante. Te retuerces en la cama, casi eres consciente de que estás rechinando los dientes de angustia. Hasta que por fortuna suena el despertador.
Te despiertas con alivio reconociendo que efectivamente fue un sueño y durante centésimas de segundo piensas (por qué no?) que el dia que queda por delante puede estar bien. Pero oyes llover en el patio.
Maldición.
Tengo sueño, llueve, esta mañana tengo que salir a la calle 6 veces en 6 horas y no tengo paraguas.
Maldición. El profesor por el que te partiste los cuernos a mover horas al final no va a venir.
Mil veces maldición... me muero de hambre pero no llego a casa hasta las cuatro.
Llegas a comer a las 4 y a las 5 nuevamente tienes que estar fuera. Y, como llamarlo, lo peor.

Qué noticia te dan a las 5? entra, pasa, coge una revista, espera. Pasa, pasa aquí, vaya, mira esto. Sabes una cosa?
Como si no fuese nada.
Es broma?
Sales y primero no entiendes, luego dices, maldito médico, tu que sabes, tú que sabes? no sabes nada de nada, no tienes ni idea de nada, eso es mentira.
Evitas llorar por la calle no por la gente, si no porque siempre te has creido una tia muy dura y, ey, no es para tanto. No es para tanto.
?
Llegas a casa como en otro mundo. Te vas a dormir para que cuando despiertes eso aparezca mezclado con el sueño y confirmes que, qué tonteria! fueron imaginaciones tuyas, un sueño absurdo como el de esta noche, un alivio levantarse y ver que nada es así realmente.
Volverse a preocupar de lo que todo el mundo se preocupa. Los exámenes, la gripe A, el paro.
No eres capaz de definir la forma en que tu cuerpo se centra en proteger todo tu pensamiento. Lo toca entero, lo tantea, lo nubla y lo conduce, tratando de controlar todo para evitar cualquier dolor. Cualquier idea huidiza que te haga romper a llorar como una niñata. Mira la calle, ves? ahora vas a salir a la calle, como si nada, porque no pasa nada. Claro que no.
Mira como llueve ahora mismo en la calle.
No tienes paraguas.
No pasa nada.

domingo, noviembre 08, 2009

el viejo y el mar

El mar es dulce y hermoso. Pero puede ser cruel, y se encoleriza tan súbitamente que esos pájaros que vuelan picando y cazando, con sus tristes vocecillas, son demasiado delicados para la mar.
Decía siempre la mar. Así es como le dicen en español cuando la quieren. A veces los que la quieren hablan mal de ella, pero lo hacen siempre como si fuera una mujer. Algunos de los pescadores más jóvenes (...) le llamaban el mar. Hablaban del mar como de un contendiente o un lugar, o de un enemigo. Pero el viejo lo concebía siempre como perteneciente al género femenino y como algo que concedía o negaba grandes favores, y si hacía cosas perversas y terribles era porque no podía remediarlo. La luna, pensaba, le afectaba lo mismo que a una mujer.




El viejo y el mar- E. Hemingway