Marz
Humpty Dumpty era un feliz proletario de clase media-baja que soñaba con colonizar nuevas tierras. No estaba cansado de los muros, adoraba los muros! Pero una tarde se subió accidentalmente al Empire State confundiéndolo con un terreno llano. Cuando se dio cuenta, primero rió.
-Qué divertido es subirse al Empire State y emborracharse! –decía Humpty Dumpty jarra en mano, mientras bailaba sobre la cornisa.
-“Baja de ahí Humpty Dumpty!”- oyó una voz, pero no veía de quién procedía. –“Baja de ahí Humpty Dumpty!” -Se oía tan bajito…
Entonces se asomó para buscarla. Y fue cuando el peso de la jarra y del sombrero gracioso que llevaba (no lo he dicho? Llevaba un sombrero gracioso) le empujaron a él y a su quebradiza cáscara hacia el vacío.
Os dais cuenta de la pérdida? Si Humpty Dumpty solamente se hubiese dado un pequeño golpe en el trasero, hubiese quedado vertical, y habría ayudado a Colón a dejar en ridículo a los sabios de su tiempo.
Por el contrario, ese infinito salto al vacío fruto de su error echa por tierra todas las teorías de Colón (recurramos a la bibliografía: “Colón se echaba un farol”) .
Tremenda caida ofrece, por otro lado, bastante tiempo que matar, el cual Humpty emplea discutiendo acerca de filosofía y literatura con el coyote, que también con bastante frecuencia suele verse envuelto en situaciones de esta tesitura. Realmente no pienso que el coyote esté aún para esos trotes, pero ese es un tema que no voy a abordar.
Os aseguro que las primeras líneas de este cuento tenían moraleja.